domingo, 23 de abril de 2017

Acoso Escolar, una pequeña pincelada del informe Cisneros VII

Das asco, nadie te quiere, no tienes amigos”. Tienes solo 7 años, estas acorralado en la pared de una pequeña plaza al lado de tu escuela y 6 niños te rodean y te repiten estas palabras. Durante años lo crees, te conviertes en una persona rota, esa cicatriz se queda ahí contigo y solo quieres desaparecer de este mundo.



Con los años, la percepción del acoso escolar se ha ido transformando de una mera y simple persecución física continua (cosa que sucede en el menor número de los casos) a una persecución psicológica constante.
El año 2005, Iñaki Piñuel y Araceli Oñate, redactaron el Informe Cisneros VII “Violencia y acoso escolar”, un estudio de una población concreta del cual me gustaría resaltar los 8 tipos de conductas que ellos diferenciaron.
  1. Comportamiento de desprecio y ridiculización.
  2. Coacciones
  3. Restricción de la comunicación y ninguneo.
  4. Agresiones físicas.
  5. Comportamiento de intimidación y amenaza.
  6. Comportamiento de exclusión y bloqueo social.
  7. Comportamiento de maltrato y hostigamiento verbal.
  8. Robos, extorsiones, chantajes y deterioro de pertenencias.
En la situación concreta que he expuesto al principio del post, podemos observar claramente al menos 4 de las conductas propuestas por los autores.  Diré que concretamente y como víctima de la situación considero presentes las conductas 1,5, 6 y 7.
Con esto pretendo mostrar que en una sola situación de acoso, pueden darse lugar muchas conductas de acoso que percibidas por el niño van afectando a diversos puntos de su psique.
Otro punto clave que me gustaría resaltar son los criterios diagnósticos propuestos por estos autores:
  • Existencia de una o más conductas de hostigamiento intencional.
  • Repetición de la conducta, evaluada por la víctima como intencional y sistemática dentro del entorno escolar.
  • Duración en el tiempo y establecimiento de un proceso que afecta a la vida de la víctima.
Para el último punto que me gustaría tratar en relación al informe escrito por Piñuel y Oñate, es necesario remarcar la última característica y sus implicaciones. Un proceso que afecta a la vida de la víctima, implica un empeoramiento de la calidad de vida presente y en muchos casos en que el acoso no se identifica a tiempo también en la calidad futura. Una mala identificación, una identificación tardía o una no-identificación (entre otras posibles situaciones) puede llevar a un conjunto secuelas psicológicas y afectaciones psicopatológicas.
En la muestra (N=4600) evaluada en Cisneros VII, estas fueron las  secuelas psicológicas y sus porcentajes de incidencia:
  • Síndrome de Estrés Postraumático (35%)
  • Depresión (36%)
  • Flashbacks/Terror (40%)
  • Ideación suicida o Autolisis (15%)
  • Baja Autoestima (36%)
  • Ansiedad (36%)
  • Somatizaciones (14%)
  • Autoimagen negativa (37%)
  • Introversión Social (25%)
  • Distimia (30%)
Vemos con esta información, hasta que nivel las situaciones de acoso escolar pueden afectar a la vida y la salud de las víctimas. Si a esto le sumamos el hecho que en el estudio entre un 40 y un 58% de las víctimas no se percibían como tal, podemos suponer que en una gran parte de los casos, encontraremos un intento activo de aparentar un bienestar que no se posee. A mi parecer, y basado en mi propia experiencia, este aparente bienestar puede entonces causar que las secuelas no se perciban a tiempo y que hayan dado lugar a un empeoramiento de las afectaciones psicopatológicas del niño.
En base a esta información considero muy necesario fortalecer las políticas contra el acoso escolar y endurecer las leyes para la defensa de las víctimas, así como la gran necesidad de hacer evaluaciones periódicas en todos los ambientes escolares para intentar minimizar las situaciones de acoso. Esto a su vez se traduciría en un incremento en la calidad de vida de los niños víctimas de acoso, así como de los futuros adultos en los que se acabaran convirtiendo. Este aumento en la calidad de vida, siendo muy optimista, dejando de lado la carga emocional y mirándolo desde un punto de vista estrictamente pragmático, una mejora en el nivel de vida de estos niños podría llevar incluso en un ahorro económico a nivel familiar (en mayor grado) y a nivel estatal (en un grado menor).
Finalmente, y como víctima de acoso durante años, me gustaría acabar este post animando a todos aquellos que han sufrido o sufren estas situaciones a salir del bucle y contar su situación, así como a los espectadores pasivos que observan a diario estas situaciones