1. Juego de las estrellas
A cada niño se le entrega una estrella que debe colorear con su color preferido. En ella deben escribir su nombre y las tres cosas que más le gusta hacer.
Una vez que todos hayan terminado, se intercambian las estrellas con el compañero que tienen al lado. Cada uno leerá en voz alta lo que al otro compañero le gusta hacer pero sin decir el nombre. El maestro preguntará a quien corresponde esa estrella.
Esta actividad exige que el niño reflexione acerca de lo que más disfruta hacer. El hecho de leer en voz alta los gustos de otro compañero, favorece la integración de sus preferencias con la de los demás.
La pregunta de a quién pertenece esa estrella, reforzará el sentimiento de identidad del niño. “Esa estrella es mía”, es como decir, ese soy yo.
2. Juego de las profesiones
Pedirle a cada niño que seleccione dos trabajos o profesiones que les gustaría hacer. Hay que pedirles que tomen en cuenta qué es lo que más les gusta y qué creen que es lo mejor que pueden hacer.
Seguidamente hacer una lista con las profesiones elegidas y organizar un día de “representación teatral”. Cada uno hará el trabajo que ha seleccionado. Por ejemplo, el bombero simulará apagar un incendio, la enfermera curar a un enfermo, etc. Después de cada representación pedir que todo el grupo aplauda a cada compañero.
Esta es una buena oportunidad para que el maestro destaque frente al grupo las fortalezas y el talento que cada uno ha demostrado en su rol.
3. El juego del sobre
A cada niño se le entrega una hoja donde debe escribir tres defectos que reconoce en sí mismo o tres características que no les gustan de sí, y que desearían cambiar. Lo meterán en un sobre con su nombre.
Se lo pasarán al compañero de al lado, y éste deberá escribir tres cualidades o virtudes que reconoce en la persona del sobre. Luego se lo pasará al compañero de la derecha y este hará lo mismo. El juego finalizará cuando el sobre llegue a manos del dueño de dicho sobre.
La finalidad de este juego es mostrarle a cada uno, que si bien tienen defectos, también tiene muchas virtudes. De hecho, cada compañero reconoce distintas virtudes, quizás algunas coincidentes. Pero en cualquier caso serán más que los defectos que él ha identificado.
4. Qué le gusta de ti a tus compañeros
Esta actividad es ideal para plantearla entre los mayores de primaria o adolescentes. En ellos la estética y la imagen suele ser un elemento clave a la hora de hablar de autoestima.
A cada participante se le entrega una hoja con el nombre de un compañero. Cada uno debe escribir las tres cosas que más le gusta de esa persona; tres características físicas o personales que le gusten del compañero que le ha tocado.
Luego el maestro juntará todas las hojas, y las leerá de forma anónima y en voz alta.
El pedir que mencionen tres aspectos que les gusten, les ayudará a ver que todos tienen algo positivo y agradable. Además, se darán cuenta que no todo pasa por lo físico. A su vez, cuando a cada uno le llegue el turno de escuchar sus cualidades, se sentirán muy contentos. Incluso sorprendidos de conocer aspectos de ellos que otros valoran como positivos.
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