Ambas lecciones se centran en la frase: "Lo que cuenta es lo que hay adentro". Con un kiwi, el exterior es áspero, peludo y ciertamente no se ve comestible. Sin embargo, una vez que lo abres, encuentras un interior deliciosamente dulce. Con los huevos marrones y blancos, asumirías que los interiores también serían diferentes. Una vez que los descifras, descubres que en realidad son lo mismo. Me encanta mostrarles a los estudiantes el valor de conocerse unos a otros, porque cuanto más sabes, más respetuoso te vuelves. Se trata de crear una familia de clase positiva.
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