El programa del alumno ayudante supone crear un grupo de alumnos y alumnas que, tras recibir una formación específica, realizan diversas funciones de ayuda para con sus compañeros/as. Se trata de proporcionar a alumnos/as con dificultades una red explícita de apoyo. Según Rosario Ortega, mediante este programa “alumnos en situación de vulnerabilidad o riesgo social encuentran, en la conversación y apoyo de un compañero, un ámbito de reflexión optimizado para afrontar directamente sus problemas”.
Las principales tareas que desarrollan los alumnos y alumnas ayudantes son:
- Apoyar.
- Escuchar.
- Ayudar a reflexionar.
- Ayudar a analizar problemas.
- Ayudar en la toma de decisiones.
- Mediar en conflictos.
- Liderar actividades.
- Ayudar en tareas académicas.
- Acoger a recién llegados/as.
Sin embargo, son los/las adultos/as (profesorado) quienes organizan, coordinan y supervisan sus actividades y son, en definitiva, los/las responsables del programa. El/la alumno ayudante puede atender una diversidad de problemáticas de sus compañeros/as como, por ejemplo, situaciones de indefensión o vulnerabilidad, situaciones de confusión o tristeza, dificultades académicas, dificultades de relación con un/a profesor/a o dificultades de relación con sus compañeros/as.
El/la alumno/a ayudante no juega el papel de un policía, no vigila el cumplimiento de las normas ni sanciona a otros/as alumnos/as, tampoco es un “chivato” que informa al profesorado ni es un amigo, es decir, no hace suyos los problemas ni toma partido. Además, en su tarea, se abstiene de dar consejos, de juzgar y de tomar decisiones por la otra persona.
Cómo funciona
Esta estrategia de ayuda entre iguales es un programa estructurado que debe implementarse siguiendo una serie de fases que requieren una cuidada planificación previa y organización. El programa puede emplearse desde el quinto curso de educación primaria, aunque su uso está más extendido en la educación secundaria.
A la hora de poner en marcha esta estrategia para mejorar la convivencia en los centros escolares se deben tener en cuenta los siguientes aspectos:
1. La sensibilización e información previa del claustro.
2. La creación de un equipo de profesores/as que coordinará el programa y la organización de una formación específica para ellos/as.
3. La selección de los/as alumnos/as ayudantes. El alumnado seleccionado participa voluntariamente en el programa y debe tener un perfil que reúna algunas características como inspirar confianza a los demás, tener
confianza en sí mismo, tener cierto carácter de líder positivo, saber escuchar y aceptar críticas y estar dispuesto/a a ayudar a otros/as y a resolver conflictos y a solucionar problemas.
4. La organización de una formación específica para los/las alumnos/as ayudantes. Este entrenamiento ha de tener una duración mínima de 16 horas y desarrollarse en un periodo de dos meses. Su contenido se centra en la adquisición de habilidades para escuchar activamente, analizar problemas, gestionar emociones intensas, comunicarse de un modo asertivo, mediar en conflictos y liderar actividades de grupo.
5. La difusión del programa a nivel de centro.
6. La distribución de tareas y responsabilidades del equipo docente coordinador y del equipo de alumnos/as ayudantes. El equipo puede ofertar la ayuda a cualquier alumno/a que considere que la necesita o puede recibir la petición de una cita.
7. La supervisión de las tareas de ayuda mediante reuniones periódicas del equipo.
8. La evaluación del programa.
Otras estrategias en:
http://www.leioa.net/vive_doc/guia_convivencia_cast.pdf
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